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Por lo general, en los procesos de selección de personal en las empresas se suelen preguntar muchas cosas, hacer tests, actividades, entrevistas, etcétera. Sin embargo, esto no garantiza que la persona contratada vaya a encajar en la empresa o que ésta luego trabaje a gusto en ella.
Esto ocurre en los procesos de selección porque en las empresas aún se prioriza la parte más técnica. Estas todavía están muy centradas en la productividad, en el desempeño, en los resultados. Y estos aspectos se vuelven los criterios de contratación que suelen tener mayor peso. Y, se dejan en segundo plano aspectos como por ejemplo, que la persona se sienta a gusto y que encaje en la empresa, lo cual es un reflejo de que no se conoce la importancia de los valores personales.
La creencia inconsciente de fondo es, como la persona tiene las cualidades, las competencias o la experiencia necesaria, se suele creer que esto es lo único que realmente importa, y a su vez, que esto por sí solo hará que la persona se desenvuelva de buena manera en la empresa, cuando en la práctica esto no es suficiente.
Evidentemente, es importante que la persona tenga la formación y las competencias necesarias para desempeñar el trabajo de buena manera. Sin embargo, también es importante incluir una parte más personal que vaya más allá de lo técnico. Y, que permita identificar si existe coherencia entre los valores de la empresa y los valores personales de dicha persona.
Qué ocurre con los valores en las empresas
Cuando hablamos de aquello que es importante para cada uno, suele ocurrir muchas veces que esto no está del todo presente en nuestra vida.
Muchas veces intuimos o sabemos definir lo que es importante para nosotros, sin embargo, eso no se ve reflejado en nuestro día a día. Es decir, aunque podamos saber cuales son nuestros valores, eso no significa necesariamente que estos se vean reflejados en nuestra vida. Entonces, se suele producir una incoherencia entre nuestras acciones y nuestros valores. Y lo mismo ocurre en las empresas.
Aunque la empresa pueda tener muy clara su misión, su visión y sus valores. Y, aunque lo remarque en su sitio web, en sus oficinas, esto no significa necesariamente que se verá reflejado en el día a día. Muchas veces puede existir una gran diferencia entre lo que se dice y la realidad.
En el mundo corporativo, los directivos suelen tener claros sus valores, pero creen que toda la empresa debe asumirlos como suyos. Parece lógico, e incluso entendible que el directivo o el dueño de una empresa establezca los valores en la que esta se basará. Pero esto termina siendo más un perjuicio que un beneficio para la organización. Puedes leer más al respecto en el artículo sobre cuáles son los valores de un líder.
Es entonces cuando es necesario establecer valores compartidos. Y esto consiste en un proceso de arriba hacia abajo, es decir, establecer los valores desde los líderes, directivos hasta el personal o los empleados.
Siempre es importante fomentar un ecosistema compartido y coherente dentro de las empresas. Ya que no podemos hablar de este si no hay un grado importante de valores compartidos dentro de los equipos de una organización.
Después de todo, las empresas y las organizaciones están compuestas por personas, y son estas las que contribuyen a su existencia y desarrollo.
Valores personales y valores de empresa
Que los valores personales y los de la empresa vayan acorde es imprescindible, tanto para nuestra calidad de vida y desempeño, como para el bienestar de la empresa.
Incluso, si quieres ser un emprendedor es importante tener en cuenta los valores personales porque es, básicamente, lo que hace referencia a los ambientes, actividades y relaciones que nos aportan bienestar y satisfacción. Lo que una persona valora y lo que la motiva a nivel laboral, de una u otra manera, va a incidir en el trabajo que realiza y cómo lo realiza.
Tanto si eres quien busca trabajo o si eres quien selecciona o contrata personal, averigua si los valores personales encajan con los de la empresa. Muchas veces lo que prima es el aspecto económico y la urgencia por contratar o ser contratado. Sin embargo, a largo plazo centrarse solo en aspectos técnicos y financieros tendrá consecuencias en varios sentidos.
Que una persona se pueda desarrollar o desempeñar de buena manera dentro de una empresa no solo depende de si esta tiene o no las capacidades, o el suficiente incentivo económico. Depende también de si se siente realmente cómoda, a gusto o satisfecha. Y esto tiene que ver, principalmente, con que sus motivaciones y sus valores estén alineados con los de la empresa.
Los estímulos o las motivaciones externas pueden servir hasta cierto punto, pero no son sostenibles en el tiempo. Y una persona insatisfecha y desmotivada a nivel laboral, disminuirá su desempeño y bajará la calidad de su trabajo. Incluso, puede que inconscientemente busque evitar dicha labor.
La importancia de incluir los valores en la selección de personal
Si en el proceso de selección se incorpora una selección de valores personales esto ayudará al proceso en general. Por un lado, porque aportará información a la empresa sobre si esa persona es realmente la adecuada. Y por otro lado, optimizará el proceso de contratación, ya que entrarán personas más calificadas para el puesto y más acorde con la forma de trabajar de la empresa.
Llevar a cabo un proceso de valores permite que surjan las necesidades y lo que es importante y motivador para la persona. Y, a su vez, esto reflejará el tipo de personas y ambientes con el que esta se siente a gusto a nivel laboral. Esto permite saber con mayor claridad si ésta va a funcionar en ese puesto, o incluso, en dicha compañía.
Entonces, en un proceso simple se podrá tener una pauta de valoración clara y concreta. Lo cual, permitirá tener información sobre lo que es importante para esa persona a nivel laboral. Y, también este proceso aportará mejores criterios en la contratación de personas.
Al final, la persona puede ser un magnífico profesional, pero si no coinciden sus valores con los de la empresa ¿crees que esa persona va a estar bien ahí? Si cada día va a trabajar a un puesto donde no está a gusto, ¿crees que va a rendir al máximo?
Y viceversa, si una empresa te ofrece buenas condiciones laborales y económicas, pero esta no encaja con tus valores o va en una línea distinta de aquello que es importante para ti a nivel laboral, ¿crees que podrás ser tú mismo? ¿crees que podrás sacar todo tu potencial? Tú puedes conocer y hacer bien tu trabajo, pero ¿te podrás adaptar a un lugar donde lo que es importante para ti no tiene cabida?
En conclusión
Si lo miramos desde un punto de vista más amplio, pareciera ser que lo financiero y la productividad todavía son los “valores” predominantes. Todavía sigue siendo “lo más importante”, y esto no solo se ve reflejado en el mundo corporativo, sino que es algo generalizado.
Es solo cuando experimentamos esta exacerbación de lo material, esta fijación por producir y tener más y más, que nos damos cuenta que es necesario equilibrar la balanza y dar cabida a una mirada más profunda. Es decir, permitirnos vivir la vida con un mayor sentido de realización. Desarrollar actividades, relaciones y crear organizaciones que aporten, y no que vayan en desmedro de nuestro bienestar.

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