Las competencias del coaching de ICF – Habilidades del buen coach

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Las competencias del coaching hacen referencia a las aptitudes esenciales que deben tener los coaches para desempeñar su labor de forma idónea. Es decir, la práctica del coaching requiere tener unas habilidades de base, esas habilidades son las competencias del coaching.

Estas competencias han sido definidas por la International Coaching Federation (ICF), y no solo son de utilidad para fijar los estándares de los coaches. Estas son útiles para contrastar y asegurar la calidad de los programas de formación que ofrezcan las distintas escuelas de coaching.

Esto competencias o habilidades permiten, por ejemplo, que el coach sepa acompañar a la persona a que defina un objetivo alineado con sus valores y motivaciones, y este es uno de los aspectos positivos del coaching. Si quieres conocer más al respecto, lee el artículo sobre los beneficios que brinda el coaching a las personas.

Las competencias del coaching actualizadas

La International Coaching Federation (ICF) ha hecho una revisión rigurosa de las competencias del coaching. Hasta fines del año 2020 el modelo estaba compuesto por 11 competencias que ahora se han reducido a 8.

Esta reducción en el número de competencias es más bien una adaptación no una eliminación de competencias. El modelo nuevo de competencias queda ahora más claro y sencillo. Se ha creado una nueva competencia que no existía (enfocada a definir más la mentalidad del coaching). Y por otro lado, se han redefinido términos que generaban confusión y se han ampliado otros.

A continuación puedes ver una imagen comparativa para ver las diferencias.

competencias del coaching icf actualizadas

Este nuevo modelo de competencias del coaching se ha agrupado en cuatro grupos que hacen referencia los pilares fundamentales de un proceso de coaching.

A. Principios

1. Demuestra un comportamiento ético

Comprende y aplica consistentemente la ética y los estándares del coaching.

2. Incorpora una mentalidad de Coach

Desarrolla y mantiene una mentalidad abierta, curiosa, flexible y centrada en el cliente.

B. Co-creando la relación de coaching

3. Establece y mantiene los acuerdos

Se asocia con el cliente y las demás partes interesadas para crear acuerdos claros sobre la relación de coaching, el proceso, los planes y las metas. Establece acuerdos para la relación de coaching en general, así como para cada sesión en particular.

4. Cultiva la confianza y la seguridad

Se asocia con el cliente para crear un entorno seguro y de apoyo que permita al cliente compartir libremente. Mantiene una relación de respeto mutuo y confianza.

5. Presencia

Está totalmente consciente y presente con el cliente, empleando un estilo abierto, flexible, conectado y confiado.

C. Comunicación efectiva

6. Escucha activamente

Se enfoca en lo que el cliente es y no sólo en lo que dice, para entender completamente el mensaje en el contexto del cliente y para apoyar la autopercepción de éste.

7. Evoca la conciencia del cliente

Facilita la toma de conciencia y el aprendizaje del cliente mediante el uso de herramientas y técnicas como preguntas poderosas, el silencio, metáforas, analogías, la rueda de la vida.

D. Cultivar el aprendizaje y el crecimiento

8. Facilita el crecimiento del cliente

Se asocia con el cliente para transformar el aprendizaje y la conciencia en acción. Promueve la autonomía del cliente en el proceso de coaching.

Definición de las antiguas competencias del coaching

Las 11 competencias del coaching definidas por la ICF están agrupadas en 4 grupos:

A. Establecer los cimientos

  1. Adherirse al código deontológico y estándares profesionales
  2. Establecer el acuerdo de coaching

B. Crear la relación conjuntamente

  1. Establecer confianza e intimidad con el cliente
  2. Estar presente en el coaching

C. Comunicar con efectividad

  1. Escuchar activamente
  2. Realizar preguntas potentes
  3. Comunicar directamente

D. Facilitar el aprendizaje y los resultados

       8. Crear consciencia

       9. Diseñar acciones

      10. Planificar y establecer metas

      11. Gestionar progreso y responsabilidad

Cada una de estas competencias posee una definición y unos comportamientos asociados. Algunos comportamientos deben estar presentes en cada interacción de coaching y otros pueden ser requeridos en situaciones específicas.

A continuación se definen las 11 competencias:

A. Establecer los cimientos

1. Adherirse al código deontológico y estándares profesionales. Capacidad de comprender la ética y los estándares del coaching y de aplicarlos apropiadamente en todas las situaciones de coaching.

a. Comprender y exhibir en su propio comportamiento los Estándares de Conducta de la ICF.

b. Entender y respetar el Código Deontológico de la ICF.

c. Comunicar claramente las distinciones entre coaching, consultoría, psicoterapia y otras profesiones de apoyo.

d. Referir al cliente a otro profesional de apoyo en caso necesario, sabiendo cuando esto es necesario y cuáles son los recursos disponibles.

2. Establecer el acuerdo de coaching. Habilidad de entender lo que se necesita en cada interacción específica de coaching y establecer el acuerdo con cada nuevo cliente sobre el proceso y la relación de coaching.

a. Entender y tratar con el cliente de una manera efectiva las líneas generales y parámetros específicos de la relación de coaching (por ejemplo: aspectos logísticos, honorarios, concertación de citas, participación de terceras personas si fuera necesario, etc.)

b. Alcanzar acuerdos sobre lo que es adecuado y lo que no dentro de la relación, lo que se ofrece y lo que no se ofrece, y todo lo referente a las responsabilidades del coach y del cliente.

c. Determinar si hay un encaje efectivo entre su método de coaching y las necesidades del cliente potencial.

B. Crear conjuntamente la relación

3. Establecer confianza e intimidad con el cliente. Habilidad para crear un entorno seguro que contribuya al desarrollo del respeto y confianza mutuos.

a. Da muestras de interés genuino por el bienestar y el futuro del cliente.

b. Demuestra continuamente integridad personal, honestidad y sinceridad.

c. Establece acuerdos claros y cumple las promesas.

d. Demuestra respeto por las percepciones del cliente, su estilo de aprendizaje y manera de ser.

e. Apoya constantemente y anima nuevos comportamientos y acciones, incluyendo aquellos que suponen asumir riesgos y miedo al fracaso.

f. Pide permiso al cliente para adentrarse en temas delicados o que sean nuevos para el cliente.

4. Estar presente en el coaching. Habilidad para tener plena conciencia y crear relaciones espontáneas de coaching con el cliente, usando un estilo abierto, flexible y que demuestre seguridad y confianza.

a. Estar presente y ser flexible durante el proceso de coaching, “bailando” en el momento.

b. Utilizar tu intuición y confía en tu saber interno – hacer caso a tus “corazonadas”.

c. Estar abierto a no saber y a correr riesgos.

d. Ver diversas maneras de trabajar con el cliente, y escoger en cada momento la más efectiva.

e. Utilizar hábilmente el sentido del humor para crear un tono ligero y con energía.

f. Cambiar de perspectivas con seguridad y experimentar con nuevas alternativas a sus propias acciones.

g. Demostrar confianza cuando se trata con emociones fuertes y tener autocontrol, de manera que no se vea desbordado ni dominado por las emociones del cliente.

C. Comunicar con efectividad

5. Escuchar activamente. Habilidad para enfocarse completamente en lo que el cliente dice y lo que no dice, entender el significado de lo que se dice en el contexto de los deseos del cliente, y apoyar al cliente para que se exprese.

a. Atender al cliente y sus necesidades y objetivos, no según las necesidades y objetivos que el coach tiene para el cliente.

b. Escuchar las preocupaciones, metas, valores y creencias del cliente sobre lo que éste considera que es posible y lo que no lo es.

c. Ver la diferencia entre las palabras, el tono de voz y el lenguaje corporal del cliente.

d. Resumir, parafrasear, reiterar, reflejar lo que el cliente ha dicho para asegurar claridad y comprensión.

e. Animar, aceptar, explorar y reforzar al cliente para que exprese sus sentimientos, percepciones, preocupaciones, creencias, sugerencias, etc.

f. Integrar y construir basándose en las ideas y sugerencias del cliente.

g. Extraer lo esencial de lo que el cliente comunica y le ayuda a llegar a ello sin perderse en largas historias descriptivas.

h. Permitir al cliente expresar o “ventilar” su situación sin emitir juicios de valor ni quedarse enganchado en ello, con el fin de poder continuar el proceso.

6. Realizar preguntas potentes. Habilidad de hacer preguntas que revelen la información necesaria para sacar el mayor beneficio para el cliente y la relación de coaching.

a. Hacer preguntas que reflejen la escucha activa y la comprensión del punto de vista del cliente.

b. Hacer preguntas que evoquen descubrimiento, toma de conciencia, compromiso o acción (por ejemplo, aquellas que desafían las presunciones del cliente).

c. Hacer preguntas abiertas que aporten mayor claridad, posibilidades o nuevos aprendizajes.

d. Hacer preguntas que lleven al cliente hacia lo que desea, no preguntas que lleven al cliente a justificarse o mirar al pasado.

7. Comunicar directamente. Habilidad para comunicarse de manera efectiva durante las sesiones de coaching, y utilizar el lenguaje de modo que tenga el mayor impacto positivo posible sobre el cliente.

a. Ser claro, articulado y directo al aportar y compartir feedback.

b. Reencuadrar y articular para ayudar al cliente a entender desde otra perspectiva, lo que éste quiere o aquello de lo que no está seguro.

c. Indicar claramente los objetivos del coaching, la agenda de la sesión, y el propósito de las técnicas o ejercicios.

d. Utilizar lenguaje apropiado y respetuoso con el cliente (no sexista, ni racista, demasiado técnico, jerga…)

e. Utilizar metáforas y analogías que ayuden a ilustrar un tema o pintar un cuadro con palabras.

D. Facilitar el aprendizaje y los resultados

8. Crear consciencia. Habilidad de integrar y evaluar con precisión múltiples fuentes de información, y de hacer interpretaciones que ayuden al cliente a ganar consciencia, y de ese modo alcanzar los resultados acordados.

a. Ir más allá de lo que se dice al determinar las preocupaciones del cliente, no dejándose llevar por la descripción que hace el cliente.

b. Proponer reflexiones e indagaciones en busca de una mayor comprensión, conocimiento y claridad.

c. Identificar para el cliente sus preocupaciones ocultas, las maneras fijas y típicas de percibirse a sí mismo y al mundo, las diferencias entre los hechos y su interpretación, las disparidades entre sus pensamientos, sensaciones y acciones.

d. Ayudar a los clientes a descubrir para ellos mismos nuevos pensamientos, creencias, percepciones, emociones, humores, etc. que le refuercen en su capacidad para actuar y alcanzar lo que es importante para ellos.

e. Comunicar perspectivas más amplias a los clientes e inspirar a comprometerse para cambiar sus puntos de vista y encontrar nuevas posibilidades para la acción.

f. Ayudar a los clientes a ver los diferentes factores interrelacionados que les afectan, tanto a ellos mismos como a sus comportamientos (por ejemplo: pensamientos, emociones, cuerpo, historial).

g. Expresar nuevos descubrimientos a los clientes de maneras que sean útiles y con significado para éstos.

h. Identificar en los clientes sus puntos fuertes, las áreas importantes de aprendizaje y desarrollo, y qué es lo más importante para tratar durante el coaching.

i. Pedir al cliente que distinga entre asuntos triviales y relevantes, comportamientos situacionales sobre otros recurrentes, cuando detecte discrepancias entre lo que se ha dicho y lo que se ha hecho.

9. Diseñar acciones. Habilidad para crear con el cliente oportunidades para desarrollar el aprendizaje continuo, tanto durante el coaching como en situaciones de la vida o el trabajo, y para emprender nuevas acciones que conduzcan del modo más efectivo hacia los resultados acordados.

a. Desarrollar ideas conjuntamente y ayudar al cliente a definir acciones que le permitan demostrar, practicar y profundizar en nuevos aprendizajes.

b. Ayudar al cliente a enfocarse y explorar sistemáticamente las preocupaciones y oportunidades específicas claves para alcanzar las metas.

c. Comprometer al cliente a explorar ideas y soluciones alternativas, a evaluar opciones y a tomar decisiones relevantes.

d. Promover la experimentación y el autodescubrimiento activos, en los cuales el cliente aplique lo que ha sido discutido y aprendido inmediatamente después de las reuniones de coaching, bien en su vida o en su trabajo.

e. Celebrar los éxitos del cliente y las capacidades de crecimiento en el futuro.

f. Desafiar las presunciones y perspectivas del cliente provocando nuevas ideas y encontrando nuevas posibilidades para la acción.

g. Plantear y defender puntos de vista que estén en concordancia con las metas del cliente e invitarle a que los considere sin ningún compromiso por su parte.

h. Ayudar al cliente a “hacerlo ahora” en la sesión de coaching, aportando apoyo inmediato.

i. Animar al cliente a ir siempre más allá y aceptar desafíos, pero a un ritmo cómodo para el aprendizaje.

10. Planificar y establecer metas. Habilidad para desarrollar y mantener con el cliente un plan de coaching efectivo.

a. Consolidar la información recogida y establecer un plan de coaching y metas de desarrollo con el cliente que tratan sus preocupaciones, así como las principales áreas de aprendizaje y desarrollo.

b. Crear un plan con resultados que son alcanzables, medibles, específicos y con fechas determinadas.

c. Hacer ajustes a lo planificado, en función de lo que se justifique por el proceso de coaching y por los cambios en la situación.

d. Ayudar al cliente a identificar y acceder a diferentes recursos para aprender (por ejemplo: libros, otros profesionales, etc.)

e. Identificar y apuntar los primeros éxitos que son importantes para el cliente.

11. Gestionar progreso y responsabilidad. Capacidad de poner la atención en lo que realmente es importante para el cliente y dejar la responsabilidad para actuar en manos del cliente.

a. Plantear y pedir claramente al cliente acciones que le dirijan hacia las metas planeadas.

b. Demostrar seguimiento a través de preguntas al cliente sobre las acciones a las cuales se había comprometido en sesiones previas.

c. Dar reconocimiento al cliente sobre lo que ha hecho, lo que no ha hecho, ha aprendido o se ha dado cuenta desde la sesión anterior.

d. Preparar, organizar y repasar eficazmente con el cliente la información obtenida a lo largo de las sesiones.

e. Mantener al cliente sobre la pista entre sesiones prestando atención al plan de coaching y sus resultados, líneas de actuación acordadas y temas para futuras sesiones.

f. Enfocarse en el plan de coaching pero también estar abierto para ajustar comportamientos y acciones basadas en el proceso de coaching y cambios de dirección en las sesiones.

g. Ser capaz de retroceder y avanzar en el escenario general a donde se dirige el cliente, fijando el contexto de lo que se está discutiendo y a dónde quiere ir el cliente.

h. Promover autodisciplina en el cliente e impulsar la responsabilidad de éste sobre lo que dice que va a hacer, por los resultados de una acción deseada, o por un plan específico con plazos determinados.

i. Desarrollar la capacidad del cliente para tomar decisiones, tratar preocupaciones o temas claves, y desarrollarse a sí mismo (obtener feedback, determinar prioridades, fijar el ritmo de aprendizaje, reflexionar sobre y aprender de las experiencias propias).

j. Enfrentar al cliente de un modo positivo con el hecho de que no llevó a cabo las acciones acordadas.

Este modelo de competencias ha sido reevaluado por la misma ICF, la cual ha determinado realizar cambios para una mejor comprensión de las mismas.

Ten en cuenta que…

Estas son las competencias del coaching definidas por ICF y, aunque se presentan en un determinado orden, éstas no están ordenadas según su importancia o prioridad. Todas son importantes y son claves que estén presentes en cualquier coach para considerarse competente en la práctica del coaching.


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