Beneficios del coaching educativo – Qué aporta a las instituciones educativas

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Los beneficios del coaching educativo impactan en tres niveles centrales en las instituciones educativas: directivos, docentes y alumnos. A los directores de centros educativos les brinda las herramientas para una mejor gestión. A los docentes les ayuda a desarrollar metodologías que mejoren el proceso de enseñanza. Y los alumnos, les ayuda a desarrollar su potencial de forma integral.

Es por esto que el coaching educativo implica trabajar principalmente con estudiantes, profesores y directivos o administradores escolares, para ayudarles a alcanzar sus metas académicas, profesionales y personales en base a metodologías que fomenten un desarrollo más integral.

El coaching educativo no busca oponerse al sistema educativo, sino que busca reforzarlo a través de una educación holística. Lo que busca este es destacar la importancia de que no es suficiente desarrollar la memoria o habilidades técnicas, sino que es necesario desarrollar habilidades intelectuales, emocionales y relacionales, entendiendo cómo estos aspectos influyen en la manera de aprender.

Veamos a continuación cuáles son los principales beneficios que el coaching educativo puede brindar a las instituciones educativas y a sus protagonistas.

Modelo educativo cooperativo e integral

Uno de los principales beneficios del coaching educativo es que promueve un enfoque cooperativo en el que los estudiantes no solo memorizan información de manera pasiva, sino que participan activamente en procesos de aprendizaje que implican cambios profundos y transformaciones personales.

El modelo de enseñanza tradicional es un modelo directivo basado en los procesos de enseñanza y en las competencias curriculares, es decir, en este se enfatiza en la transmisión de conocimiento y en el desarrollo de competencias académicas.

El coaching educativo brinda un modelo no directivo y cooperativo, basado en los procesos de aprender a aprender y en el desarrollo del potencial de las personas de manera integral. Esto significa que, se utilizan metodologías de carácter asociativas y colaborativas en vez de enfoques de enseñanza unidireccionales, lo cual fomenta la participación activa y el trabajo en equipo entre los estudiantes.

Por ejemplo, esta transición que fomenta el coaching educativo hacia un modelo educativo cooperativo e integral se puede ver reflejada en que los docentes trabajan de forma conjunta para desarrollar proyectos colaborativos interdisciplinares para una comprensión más holística, por parte de los estudiantes, de las diferentes materias. También, los estudiantes pueden descubrir por sí mismos, compartir ideas, resolver problemas y aprender unos de otros mediante las preguntas reflexivas del docente, que buscan estimular la reflexión e indagación.

Por lo tanto, el coaching educativo aporta un modelo en el que no se considera a los estudiantes como “recipientes vacíos” que deben ser llenados con información o conocimientos, sino como personas con un potencial que debe ser desarrollado. No es un modelo que adoctrina, que no limita la creatividad ni impone las cosas como verdades absolutas, sino lo contrario, fomenta la capacidad de reflexión, de cuestionamiento y de desarrollo de las capacidades individuales.

Cambio de rol del profesor

Otro de los beneficios del coaching educativo recae sobre el profesor o maestro.

El profesor deja de ser esa figura que solo transmite conocimiento o repite información y restringe la autonomía de los estudiantes, y se convierte en un facilitador y mediador del aprendizaje. Esto no solo implica una mayor colaboración por parte de los alumnos, sino que implica que el conocimiento y el aprendizaje es colaborativo, este surge desde el profesor hacia los alumnos y viceversa.

Es por esto que, el coaching educativo fomenta una transición en la que los profesores, que suelen ser una figura aislada en el proceso de aprendizaje, pasan a ser un equipo docente. Esto implica que el profesor deja de ser esa figura de autoridad en la que enseña según unos criterios preestablecidos y con una metodología unidireccional, y se convierte en un facilitador que no se centra en la enseñanza sino en el aprendizaje, en el proceso de aprender a aprender.

Por ejemplo, este beneficio del coaching educativo se puede ver reflejado en que el docente en vez de enfocarse solo en impartir conocimientos de manera unidireccional, actúa como mediador entre los estudiantes y el contenido, creando un ambiente en el que estos sean activos en la construcción de su propio conocimiento y experiencia de aprendizaje. El profesor les ayuda a comprender conceptos complejos, aclarando dudas y proporcionando orientación, si es necesario, estando disponible para brindar apoyo individualizado a los estudiantes, ya sea en forma de tutoría, retroalimentación personalizada o recursos adicionales para el aprendizaje.

Por otro lado, al ser un equipo docente, el profesor no tiene que hacerse cargo de todo, ya que existe un equipo docente en el que se apoya para solucionar los distintos conflictos, lo cual fomenta la colaboración y el trabajo en equipo dentro del cuerpo docente.

Centrado en los estudiantes

El coaching educativo propone que el docente sea un acompañante en el proceso de aprendizaje del alumno, es por esto que el coaching educativo brinda un enfoque más personalizado y centrado en el estudiante.

En este sentido, el coaching educativo a través del profesor o profesor coach lleva a cabo el proceso de enseñanza respetando los ritmos de aprendizaje del alumno. Este tipo de coaching destaca porque pone énfasis en el proceso de aprendizaje en lugar de la mera transmisión de conocimientos, por lo que se pone una mayor atención a las habilidades y competencias de los estudiantes.

El enfoque del coaching educativo hace mayor énfasis en la personalización del proceso de aprendizaje. Esto significa que se prestar atención a las necesidades individuales de cada alumno y se adapta el proceso de aprendizaje a su estilo y contexto específico.

En el coaching educativo es muy importante ser consciente de que no todos los estudiantes son iguales, y además, que el aprendizaje puede ser mutuo o colaborativo entre estudiantes y docente. Por lo que, este último no es el centro del conocimiento, sino un facilitador de este.

Desarrollo integral de competencias

Otro de los beneficios del coaching educativo es que no solo enfatiza el desarrollo de competencias académicas, sino también intelectuales, relacionales y emocionales, lo que contribuye a una formación más completa y equilibrada de los estudiantes.

Al ser el coaching una disciplina centrada en el desarrollo personal, el coaching educativo sigue la misma línea y también fomenta el desarrollo personal de los estudiantes. El coaching educativo se centra en el desarrollo del ser del alumno, y esto implica un enfoque integral, que no solo se queda en la transmisión de conocimientos y desarrollo de habilidades técnicas o competencias académicas.

El coaching educativo promueve que los estudiantes desarrollen habilidades que les permitan comprender mejor el mundo y resolver problemas de una manera eficaz, en contraste con el enfoque tradicional basado en la memorización de datos.

Por ejemplo, esta disciplina puede aportar al bienestar emocional de los estudiantes, ya que el coach educativo o el docente coach brinda un espacio seguro y de apoyo en el aula, donde los estudiantes pueden expresar sus preocupaciones, superar obstáculos y desarrollar habilidades de afrontamiento. Este apoyo emocional no solo contribuye a un ambiente de aprendizaje más positivo y enriquecedor, donde todos los estudiantes se sienten valorados, sino que los motiva a desarrollar su potencial y no solo habilidades técnicas o de memoria.

En vez de juzgar o menospreciar al alumno por no ser capaz de entender o de hacer algo, el coaching educativo no fomenta las ventajas y desventajas entre los alumnos, y no hace énfasis en las diferencias de género, sino que ayuda desde la imparcialidad.

Independencia de criterios

A diferencia del método tradicional, que presenta los contenidos como verdades absolutas, el coaching educativo anima a los estudiantes a construir teorías propias y a formar opiniones fundamentadas en argumentos y datos, fomentando así el pensamiento crítico y la autonomía intelectual o la independencia de criterios.

El coaching educativo se basa en el apoyo constante hacia el alumno y además lo hace sin adoctrinar, es decir, es un proceso de enseñanza que permite que los estudiantes desarrollen discernimiento y creen sus propios puntos de vista.

El enfoque del coaching educativo impulsa el desarrollo de una mayor capacidad de reflexión y de discernimiento, lo que permite a los estudiantes abordar de mejor manera las dificultades y las posturas de los demás. Esto también promueve una mayor autonomía intelectual y habilidades de resolución de problemas.

Por ejemplo, este beneficio del coaching educativo se puede ver reflejado en el aula en que, a través de preguntas guiadas, el docente ayuda a los estudiantes a explorar en sus propias respuestas y descubrir lo que realmente quieren. De esta manera, se le da al alumno el protagonismo suficiente para que él mismo sea una persona con capacidad autoconocimiento, reflexión personal y decisión. Además, se genera el conocimiento de una forma bidireccional, de docente a alumno y de alumno a docente.

En lugar de enseñar de manera tradicional, el coaching educativo busca que los estudiantes aprendan a través de experiencias significativas. El aprendizaje significativo y experiencial les permite analizar y discernir por sí mismos la solución a los problemas que enfrentan.

Transforma la actividad educativa en aprendizaje satisfactorio

Otro de los beneficios del coaching educativo es que transforma las tareas y obligaciones educativas en un proceso de aprendizaje dinámico y satisfactorio, lo que se traduce en una experiencia más enriquecedora y significativa para los estudiantes.

Al estar más centrado en el estudiante, el coaching educativo personaliza mucho más la experiencia de aprendizaje, lo cual permite que los estudiantes se sientan más comprometidos y motivados, y esto contribuye a un mayor nivel de satisfacción con su proceso educativo en general. Y además, ayuda a disminuir el absentismo escolar.

Por ejemplo, este beneficio se puede ver reflejado en que en el aula el docente coach puede propiciar una participación más activa, en lugar de adoptar un enfoque pasivo en el que los estudiantes simplemente reciben información. Con el enfoque del coaching educativo se les anima a plantear preguntas, expresar sus opiniones, colaborar con sus compañeros y buscar soluciones a los problemas, lo que hace que el proceso de aprendizaje sea más dinámico y gratificante.

Otro aspecto que contribuye a que el aprendizaje sea más significativo y satisfactorio es que el coaching educativo trata el error como una oportunidad de aprendizaje. Es decir, se reconoce el error como una oportunidad para aprender, en vez de ser visto como algo con lo que se deja de aprender. Esto fomenta la creatividad, la resiliencia e incluso puede fortalecer la autoconfianza, ya que se deja de lado esa idea de “soy un fracasado”.

Finalmente…

Para que el coaching educativo (y el coaching en general) sea beneficioso, es necesario que tanto los directivos académicos como el cuerpo docente y estudiantil estén dispuestos a cambiar prácticas de enseñanza antiguas por un modelo más integral y colaborativo.


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