

El origen del coaching no se puede establecer de una manera clara e inequívoca, ya que es una disciplina que se ha ido desarrollando de forma paulatina. A lo largo de la historia del coaching descubrimos que esta disciplina no nace de un solo lugar, no tiene una única raíz, sino que proviene de diversas fuentes.
Esta es una disciplina relativamente nueva, por lo que, su historia es mucho más acotada en relación a otras profesiones. Sin embargo, cuando hablamos de los orígenes de esta disciplina encontramos que los antecedentes del coaching surgen de tres fuentes principales: la filosofía, la psicología y el deporte. Es a través de estas fuentes que el coaching se va desarrollando y tomando forma a lo largo del tiempo.
La filosofía de Sócrates

La primera fuente de la que se nutre el coaching, que hace referencia a su origen y a su esencia, y que todas las corrientes o escuelas de coaching reconocen, es la mayéutica de Sócrates. Podemos decir que en Sócrates surge una base importante de lo que hoy se conoce como coaching. Aunque evidentemente lo que hacía Sócrates en esos tiempos es muy distinto a lo que es el coaching en la actualidad.
Lo que Sócrates hacía él lo definió como mayéutica, el arte de alumbrar las mentes de las personas. La mayéutica del griego μαιευτικός (maieutikós), significa “parto”, “hacer parir” o “alumbrar”, que hace referencia a la técnica de asistir en los partos, propio de las parteras (comadronas), como lo fue la madre de Sócrates. Por lo que, esta técnica o método socrático consistía en “hacer parir la verdad o dar a luz a la verdad”.
A través de la mayéutica, Sócrates llevaba a sus discípulos o a las personas a enfrentarse a sus propios razonamientos, creencias, conceptos o ideas. De esta manera, provocaba un parto en la psiquis de las personas. Y, lo mismo que hacían las parteras en las mujeres a las que asistían, él lo hacía en la mente de las personas.
Básicamente, Sócrates tomaba una posición de ignorancia y colocaba a la otra persona en una posición de sabio, es decir, le permitía responder las preguntas fundamentales de la filosofía. Y cuando la persona daba sus respuestas al asunto tratado, Sócrates le mostraba las incoherencias lógicas que había en el discurso de esa persona, entonces, le pedía aclaración. Este proceso lo hacía continuamente en la conversación hasta que la persona abandonaba la conversación o reconocía finalmente su ignorancia.
El método socrático consistía principalmente en un proceso progresivo de redefiniciones conceptuales a través de una reflexión propia. Esto permitía que las personas crearan o descubrieran no solo un conocimiento más refinado, sino también más cercano a lo que Sócrates consideraba la “verdad absoluta”.
La utilidad del método socrático se encontraba en la experiencia misma de reflexión. Es decir, Sócrates ayudaba a quien se le acercaba a adquirir un mayor conocimiento o sabiduría reflexionando a partir de las propias ideas, conceptos o premisas que esa persona tuviera. Y esto era efectivo independientemente de la ignorancia o la sabiduría que esa persona pudiera tener.
Por lo que, el método empleado por Sócrates permitía adquirir conocimiento por medio de una conversación reflexiva, conversación que era eminentemente creativa. Es decir, la persona descubría o tomaba conciencia por sí misma, sin que, en este caso Sócrates, le transfiriera conocimiento alguno.
¿Qué influencia tuvo Sócrates en el coaching?
El coaching se nutre del método socrático, principal y fundamentalmente, del diálogo reflexivo no directivo, el cual se basa en preguntas que reflejan los propios pensamientos del interlocutor. Y además, el coach asume, al igual que Sócrates, el reconocimiento de la propia ignorancia o una posición de no saber ante su interlocutor.
Esto permite en las conversaciones de coaching que el cliente (o coachee) alcance la sabiduría desde sí mismo, a través de su propia reflexión, sin recibir ningún tipo de enseñanza o conocimiento por parte del coach. Lo cual es básicamente lo que hacía Sócrates en su época.
La esencia del coaching
En este punto es importante mencionar que, cuando vamos más allá de la filosofía de Sócrates, encontramos que los fundamentos o la esencia del coaching se diluye o varía en gran medida.
Todos los coaches y las escuelas de coaching reconocen a la mayéutica de Sócrates como el referente principal en cuanto al origen y a la esencia del coaching.
Sin embargo, a la hora de establecer su marco teórico y metodológico, muchos coaches, escuelas y asociaciones profesionales no son coherentes con la esencia del coaching. Es decir, reconocen que la esencia de este surge en Sócrates, pero ese aspecto esencial que el coaching toma de Sócrates, que es la no directividad, luego en la práctica no se ve reflejado.
Entonces, debido a esta falta de reconocimiento o falta de aceptación de la no directividad como la esencia del coaching, es que tenemos que hablar de coaching no directivo y coaching directivo.
En la actualidad, de las corrientes consolidadas del coaching presentes en el ámbito internacional como son: el coaching europeo, el coaching sudamericano y el coaching norteamericano, solo el coaching europeo es fiel a la esencia no directiva del coaching. Y, tanto el coaching sudamericano como el norteamericano tienen una orientación mucho más directiva.
En este sentido, se hace necesario diferenciar el origen y los antecedentes que tiene el coaching no directivo y el coaching directivo.
El origen del coaching directivo
Cuando indagamos en los orígenes del coaching directivo encontramos dos grandes corrientes o escuelas: el coaching sudamericano, también conocido como coaching ontológico, y el coaching norteamericano, el cual tiene un enfoque pragmático.
Por un lado, la corriente sudamericana tiene como referentes principales a Fernando Flores y a Rafael Echeverría. Y, por otro lado, la corriente norteamericana tiene como referente principal a Thomas J. Leonard.
Aunque estas dos corrientes reconocen en Sócrates el origen y la esencia del coaching, en la práctica no son coherentes con ello. Y, ¿a qué se debe esto? Se debe a que la no directividad no es compatible con lo que plantea la filosofía del lenguaje en la que se sustenta el coaching ontológico, y tampoco es compatible con la filosofía o la visión utilitarista que tiene el coaching norteamericano.
Corriente Norteamericana
El estilo norteamericano está caracterizado por una filosofía práctica y ejecutiva, con un estilo que desafía a sus clientes a pasar a la acción, a dar lo mejor de sí mismos y a conseguir resultados. Esta actitud del coach de “vamos que tú puedes” e ir para adelante sin cuestionarse mucho el fondo de las cosas, lo cual no tiene que ver realmente con el significado de la palabra coach. Además, este es también un aspecto fuerte en la cultura norteamericana.
Esta forma de hacer coaching ha contribuido a su enorme difusión por el resto del mundo y, al mismo tiempo, también ha dado pie a que sea visto como un estilo de coaching al que le falta profundidad y capacidad para realizar una verdadera transformación en la persona.
Thomas J. Leonard

La Escuela Norteamericana fue fundada por Thomas J. Leonard, uno de los pioneros en el desarrollo de esta profesión en todo el mundo, que falleció en el año 2003.
Leonard creó las primeras asociaciones de Coaching, tanto la International Coaching Federation (ICF) como la Internacional Association of Coaching (IAC). Y también creó la Coach University y la Graduate School of Coaching.
Publicó seis libros sobre coaching, creó distintos programas de desarrollo personal y fue CEO de CoachVille.com, uno de los portales de Coaching más importante del mundo.
La forma de hacer coaching que Thomas Leonard desarrolló está basada en el modelo que autodenominó 5×15, 5 elementos interrelacionados, cada uno de ellos compuesto por 15 ítems.
Es importante mencionar que, la escuela norteamericana de coaching no tiene un marco teórico y metodológico realmente definido. Ésta tiene más bien una visión pragmática y utilitarista, enfocada en los resultados y más bien despreocupada de provocar un verdadero cambio interior en la persona.
Corriente Sudamericana
La Escuela Chilena (Escuela Ontológica) tiene un fuerte fundamento filosófico y se basa en las ideas y el trabajo de Fernando Flores, un ingeniero civil y doctor en Filosofía que fue nombrado ministro de Economía del Gobierno chileno de Salvador Allende.
Luego de estar detenido por tres años durante el golpe militar de 1973 Fernando Flores emigra a EE. UU, donde desarrolla su filosofía acerca de la comunicación, teniendo como base la filosofía de Heidegger, Searle, Nietzsche, Wittgenstein y las investigaciones biológicas de Humberto Maturana y de Francisco Varela.
Posteriormente, durante la década de los ochenta y en conjunto con Rafael Echeverría y Julio Olalla, Flores comienza a aplicar sus principios al liderazgo empresarial. Y de este grupo, Rafael Echeverría es quien más ha difundido y escrito sobre los principios de la Ontología del Lenguaje, y es él quien propone el nombre de Ontología del Lenguaje en el libro del mismo nombre publicado en 1994.
Hay que mencionar que, a pesar de que la corriente sudamericana de coaching ontológico tiene un cuerpo filosófico claramente definido, esta cae en premisas teórico-filosóficas incoherentes y que fomentan la irracionalidad. Y esto ha provocado incluso que algunos de sus seguidores lleven a cabo prácticas manipulativas y tremendamente dañinas. Lo cual está muy alejado de la esencia no directiva del coaching planteada por Sócrates.
El origen del coaching no directivo
Como mencionaba anteriormente, de las tres corrientes principales de coaching (europea, sudamericana y norteamericana), la corriente o la escuela europea es la que más respeta la esencia no directiva del coaching.
El estilo europeo se centra en el ser humano y reconoce los principios que rigen su naturaleza, es decir, conciencia, libertad y responsabilidad.
La corriente europea ayuda a la persona sin contradecir su capacidad de aprendizaje, de creer en sí misma y de asumir su responsabilidad. Esta busca la consecución de resultados, pero no con la idea del fin justifica los medios.
Veamos ahora las distintas influencias que dan origen al coaching no directivo o coaching europeo-humanista.
La filosofía existencialista
En el surgimiento del coaching no directivo encontramos antecedentes de la influencia de la filosofía existencialista.
El existencialismo se centra en el individuo, en la capacidad que tiene de cuestionarse su propio existir. Y, de esta forma, crear su vida de determinada manera decidiendo desde su libertad y responsabilidad natural.
De la misma manera, los procesos de coaching no directivo se centran en el individuo, en desarrollar o fomentar su libertad y responsabilidad natural. Además de, respetar su propia mirada de las cosas, sin criticarla, limitarla ni menospreciarla.
La reflexión, la capacidad de introspección, la importancia de la libertad de cada ser humano, el subjetivismo, la trascendencia o la búsqueda de sentido y propósito de la propia existencia, son algunos de los temas que ha abordado la filosofía existencialista.
En este sentido, el coaching no directivo puede considerarse un proceso existencialista, en donde la persona consigue desde su propia individualidad y subjetividad ser consciente y responsable de la dirección, del propósito y del sentido que quiere darle a su vida.
¿Qué influencia tuvo la filosofía existencialista en el coaching?
El análisis de la condición humana, la libertad, la responsabilidad individual y el significado de la vida es un enfoque propio del existencialismo. En este sentido, el coaching no directivo se ha nutrido o se ha influenciado de esta idea, al punto en que sus fundamentos siguen una línea muy similar.
La filosofía existencialista nos indica que el ser humano tiene la facultad para crear consciente y responsablemente su vida. Y los procesos de coaching siguen esta misma orientación, en la cual la persona reflexiona y crea o genera cambios en su vida de forma consciente, desde su libertad y responsabilidad.
La fenomenología

La fenomenología es el estudio filosófico del mundo, y es un movimiento filosófico fundado a comienzos del siglo XX por Edmund Husserl. Fue Husserl quien describió un método a través del cual es posible observar el mundo suspendiendo el juicio. En esta suspensión del juicio no se niega ni se afirma nada, y mediante esta abstención del juicio se consigue llegar a la esencia de las cosas. Es decir, nuestra mirada se vuelve más limpia y objetiva.
De esta manera, el coaching no directivo toma de la fenomenología la escucha y la observación sin juicio. Es decir, el coach escucha y observa al cliente sin juzgar o criticar lo que este dice o hace, lo que le permite al cliente elevar su conciencia al verse a sí mismo sin juicios.
Es importante mencionar que, tanto la filosofía existencialista como la fenomenología han influido en gran medida en la construcción del coaching no directivo como disciplina. Además, la filosofía existencialista y la fenomenología dieron lugar al surgimiento de la psicología humanista, la cual es también una influencia importante en el origen del coaching no directivo.
Si el coaching tiene algún antecedente dentro del campo de la psicología, este se encuentra precisamente en la psicología humanista.
La psicología humanista de Carl Rogers

Dentro de la psicología humanista encontramos a Carl Rogers como el referente que más ha influido de manera directa en la metodología del coaching no directivo. Rogers, además, se relaciona con la idea de Sócrates de: permitir que la persona descubra o tome conciencia por sí misma.
Carl Rogers desarrolló en un principio la terapia no directiva. Él es quien desarrolló un método psicoterapéutico centrado en la persona, el cual se basa en la no directividad. La base de su metodología consistía en que el psicoterapeuta se debía centrar empáticamente en el cliente, en vez de centrarse en sí mismo y en sus conocimientos y técnicas.
Este era un proceso de ayuda psicológico, donde sin emitir juicio, sin trasferir conocimiento ni experiencia, y escuchando a sus clientes, Rogers conseguía que estos descubrieran salidas y soluciones por sí mismos a través de la toma de conciencia.
Carl Rogers deja de denominar como pacientes (del latín patiens, “sufriente” o “sufrido”) a quienes ayudaba, y los denomina clientes (del latín cliens, “protegido”). Esto reflejaba mejor la visión que él tenía de la psicoterapia, ya que la persona pasaba de ser alguien pasivo y en sufrimiento, a alguien activo y “protegido” en la relación psicoterapéutica, teniendo el soporte del psicoterapeuta. Soporte basado en la no directividad.
¿Qué influencia tuvo la psicología humanista en el coaching?
La psicología humanista, y concretamente la psicoterapia desarrollada por Carl Rogers, influye en el coaching no directivo en la relación que se da entre coach y coachee (o cliente).
Así como esta psicoterapia era autodirigida por el cliente, ya que este era el centro de la misma, en el coaching ocurriría lo mismo. Y, así como la relación entre psicoterapeuta y cliente era de igualdad, en el coaching la relación también sería de igualdad. Es decir, el coach no asumiría el rol de “experto” en la vida del cliente, por lo que, no asumiría una posición de superioridad ante este.
Por otro lado, el coaching no directivo también recibe de la terapia rogeriana el respeto por la libertad y la conciencia del otro. Y además, la capacidad de reflejar el propio punto de vista del cliente (hacer de espejo) o devolverle su propia mirada sin juicios, lo que le permitiría enfrentarse a sus propios pensamientos para aprender de sí mismo.
Timothy Gallwey y el mundo del deporte

En el origen y en la historia del coaching no directivo encontramos antecedentes de este también en el ámbito del deporte. El principal referente en este ámbito fue Timothy Gallwey, quien en 1960 era capitán del equipo de tenis de la Universidad de Harvard.
Tim Gallwey, influenciado entre otros por Carl Rogers, a mediados de los años 70 desarrolla una metodología que ayudaba a reducir las interferencias psicológicas de los jugadores de tenis para aumentar el desempeño de estos. Esta metodología él la define como el juego interior, la cual plasmó en su libro El Juego Interior del Tenis.
Lo que plantea Gallwey es que en el juego exterior te enfrentas a un oponente que está del otro lado de la red, mientras que en el juego interior ese oponente eres tú mismo. Es decir, te enfrentas a ese diálogo interior que interfiere en tu desempeño exterior.
Tim Gallwey consiguió hasta ese momento algo que la psicología humanista no había podido ver ni plasmar del todo, y que en la actualidad muy poca gente ha conseguido ver y entender. Él consigue descubrir, describir y demostrar empíricamente de manera muy clara y simple la relación que hay entre la toma de consciencia y la mejora del desempeño, lo cual consigue aplicar y demostrar en el mundo del tenis.
En resumen, Tim Gallwey es un entrenador que se da cuenta que la manera de entrenar centrada exclusivamente en la técnica no es la manera más eficiente. Y esto lo desarrolló y lo presentó de una forma tan sencilla que tuvo un gran impacto dentro y fuera del mundo del deporte.
¿Qué influencia tuvo Tim Gallwey en el coaching no directivo?
Su influencia es una de las más fuertes en el coaching no directivo, y esto tiene que ver con su metodología, El juego interior. Una metodología simple, clara y concreta la cual ayudaba reducir las interferencias psicológicas internas para mejorar el desempeño de las personas.
Hay que mencionar que la metodología del Juego interior se desarrolló y perfeccionó aún más en el coaching gracias a las personas en las que influyó Tim Gallwey. En concreto, John Whitmore, Graham Alexander y Alan Fine, quienes fueron tres de sus más importantes discípulos, los cuales luego la expandirían en el mundo corporativo, dando origen al coaching empresarial.
El surgimiento del coaching no directivo en el mundo empresarial
John Whitmore, Graham Alexander y Alan Fine aprenden la metodología del Juego interior directamente de Tim Gallwey. Posteriormente, a principios de los años ochenta los tres se asocian y llevan dicha metodología a Inglaterra, y se encargan de aplicarla y extenderla inicialmente en el mundo del deporte, y luego en el mundo empresarial. Metodología que con el tiempo se perfeccionó, estructuró y sistematizó transformándose en el famoso Modelo GROW.
Es en este campo donde podemos decir con mayor claridad que el coaching surge y comienza a tomar mayor fuerza, y a ser más reconocido como lo es hoy en la actualidad.
De esta manera, podemos decir que el proceso evolutivo hacia el coaching no directivo es el siguiente:

La esencia del coaching (la no directividad), evolucionó desde la mayéutica, pasando por la filosofía existencialista, la fenomenología, la psicología humanista y el deporte (El juego interior) hasta lo que hoy conocemos como coaching no directivo, el cual es fundamentalmente un coaching europeo-humanista.
Por otro lado, todo este proceso de origen, desarrollo y evolución de las distintas vertientes del coaching, lleva a la necesidad de clasificar las diferentes ramas de esta disciplina, dando como resultado los distintos tipos de coaching.
¿Quién inventó el coaching?
Como puedes ver, en esta disciplina no existe un “inventor” o un “creador” del coaching, sino un proceso paulatino en el que se va desarrollando una nueva disciplina, una nueva práctica que, a su vez, está influenciada por otras disciplinas.
No hay una persona o un autor que sea el creador del coaching, lo que sucede más bien es el surgimiento de una nueva manera de abordar y resolver los problemas y dificultades de las personas. Como en todas las áreas, hay personas que son más influyentes o referentes y que marcan ciertas pautas que luego otros desarrollan y profundizan, y lo mismo ocurre con el coaching.
Entonces, más que tratar de encontrar el inventor, el creador o el padre del coaching lo que encontramos son referentes, personas que aportaron, muchas veces de forma inconsciente, al surgimiento y desarrollo de esta disciplina.
En conclusión
Lo que nos permite ver todo este marco histórico es que el coaching surge producto de un proceso natural que se va gestando y evolucionando a lo largo del tiempo a través de diferentes personas.
El coaching es un proceso de ayuda esencialmente no directivo, que ha logrado sistematizar y perfeccionar el método mayéutico planteado por Sócrates.
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