Cómo manejar la frustración: 6 claves esenciales

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Cuando hablamos de manejar la frustración no solo hablamos de un manejo de emociones sino de desarrollar una perspectiva más abierta y más flexible ante las cosas.

La frustración es básicamente el sentimiento que surge cuando no ocurre o no podemos conseguir algo que deseamos. Ese sentimiento o sensación suele desaparecer relativamente rápido, pero en algunas personas puede ser recurrente y a su vez les suele costar reponerse. Si lo deseas, aquí puedes conocer todo sobre la baja tolerancia a la frustración y sus características.

Cuando la frustración va aumentando su recurrencia e intensidad, estamos hablando de una dificultad de la persona para tolerar la frustración. O, dicho de otro modo, la persona tiene una baja tolerancia a la frustración.

Esta dificultad para gestionar y superar este sentimiento de frustración, en sí, no es debido a las circunstancias sino que es producto de la propia persona. Es ésta la que desarrolla una forma de ver las cosas y de afrontar las situaciones que fomenta y mantiene esa frustración.

Muchas veces cuando la frustración es recurrente suele ser debido a ciertas inseguridades o falta de confianza que se han ido desarrollando en la persona. Y, esta sensación de inseguridad o incapacidad no le permite desarrollar adecuadamente sus capacidades cognitivas y emocionales, o, lo que también se denomina inteligencia emocional. Por lo que, tiene mayor dificultad para tolerar adecuadamente, por ejemplo, el rechazo, las dificultades o los fracasos en su vida.

Claves para superar la frustración

Las emociones pueden generar diversos sentimientos o estados emocionales que se vuelven recurrentes y que inciden en nuestros comportamientos. La frustración podemos utilizarla como un signo de alarma que nos avisa que estamos adoptando, inconscientemente, una actitud poco saludable ante la vida. Por lo que, si te frustras con facilidad puedes utilizar esa frustración para ser más consciente y comenzar a superarla en vez de caer más profundamente en ella.

A continuación encontrarás las claves para poder superar o manejar de mejor manera la frustración.

Aceptar lo que ocurre

Un clave para manejar la frustración es reconocer que no puedes evitar que las cosas ocurran, por lo tanto, las acepto. Y esto, obviamente aplica a aquellas situaciones en las que no consigues lo que buscabas.

Entonces, cuando surge la frustración es importante que puedas detenerte un momento y reconocer que realmente no puedes evitar que las cosas ocurran como ocurren. Afrontar la situación desde este simple reconocimiento, te permite entrar en un estado de aceptación y alineación con la situación. Y en ese estado puedes encontrar nuevas opciones y actuar de una forma más eficaz.

No puedes cambiar lo que ocurre

En relación a lo anterior, otra clave fundamental para superar la frustración consiste en reconocer que no puedes cambiar lo que ocurre, simplemente, porque ya ocurrió. Lamentarse o frustrarse por algo que no se puede cambiar, que no puede ser diferente es totalmente inútil, solo te genera más frustración y no te permite salir de ello.

Por lo tanto, si no puedes cambiar lo que ocurre, entonces, trabaja en función de eso ello en vez de entrar en conflicto con ello. Cuando reconoces, profundamente, que no puedes cambiar lo que ocurre te mueves desde un estado de mayor aceptación. Y, es muy distinto afrontar una situación desde un estado de aceptación que desde un estado negatividad y frustración, porque tus acciones reflejan dicho estado y esto en conjunto provoca que surjan situaciones similares a futuro.

Es mucho más fácil manejar la frustración cuando reconoces internamente que no puedes evitar que las cosas ocurran, y cuando reconoces que no puedes cambiar lo que ocurre, es cuando utilizas esa situación en vez de ser utilizado por ella. Es decir, utiliza la frustración para ser consciente de que estás entrando en un estado que no es beneficioso para tu salud y tampoco es útil en un sentido práctico.

Expectativas realistas

Otra clave para manejar la frustración consiste en poder aceptar las circunstancias tal como se presentan. Lo cual te permite tener expectativas de las cosas, incluso de la vida, que son más realistas u objetivas. Esto porque aceptas que la vida a veces no será como esperas que sea. Y eso no tiene porque ser motivo de frustración o fuente de lamentos, sino una oportunidad para estar en paz a pesar de las circunstancias.

Si ya tienes cierta edad, quizás te habrás dado cuenta que, la vida no es como tú quieres sino que es simplemente como se presenta. Por lo que, no siempre podrás estar feliz (y tampoco es necesario), pero siempre puedes estar en paz con lo que ocurre. Y las expectativas irreales o exigentes lo que hacen es alejarte de esa paz o de esa tranquilidad, y te llevan rápidamente a la frustración.

Flexibilidad

Tener una mirada más abierta y moverte desde un estado de aceptación te permite ser más flexible y adaptable a las circunstancias cuando éstas no son como esperabas. De esta manera, cuando no consigues lo que buscabas puedes adaptarte a la situación y tener una mirada más flexible y menos rígida de como tienen que ser las cosas.

Esperar que las cosas sean u ocurran de una sola manera es algo irrealista, infantil e ingenuo, ya que la vida no se puede controlar. Cuando intentas controlar o establecer como tienen que ser las cosas te cierras a que las situaciones te lleven por otros caminos más óptimos o más adecuados a las circunstancias.

Tener un pensamiento de todo o nada, bueno o malo, perfecto o inútil no permite desarrollar una flexibilidad en la mirada de las cosas, lo cual es necesario para manejar la frustración.

Un paso a la vez

No intentes dar el segundo paso si antes no has dado primero. Intentar conseguir cosas sin fijar la atención en los pasos que son necesarios para conseguirlas, es motivo de frustración.

No puede ser más importante el segundo paso que el primero, porque sin el primero no puedes dar el segundo. Y lo mismo ocurre con las cosas que nos planteamos conseguir, ponemos demasiada atención en el resultado y dejamos de lado el proceso. Si no disfrutamos el proceso tampoco el resultado será satisfactorio, porque el proceso lleva al resultado. El primer paso lleva al segundo, y así sucesivamente.

Querer solo resultados o resultados rápidos lleva rápidamente a la frustración, porque queremos que la vida sea de tal manera, que nos dé tales cosas y, como sabrás, la vida no es como tú quieres, sino que es tal cual como ocurre.

Aceptar la frustración

Y por último, algo fundamental para manejar la frustración consiste simplemente en aceptar la frustración. Aceptar es permitir que surja esa sensación, sin negarla, rechazarla o entrar en conflicto con ella. En este sentido, es importante relativizar lo que definimos como éxitos y fracasos para no generar expectativas irreales, y luego dejarse llevar frustraciones autogeneradas.

La frustración finalmente surge producto de las ideas o expectativas inconscientes que hay en tu cabeza. Por lo que, no se trata tanto de superar la frustración sino más bien tomarla como un aviso o una oportunidad para hacer consciente dichas ideas.

Saber cómo manejar las emociones es una práctica sencilla, lo “difícil” es dejar de alimentar emociones nocivas, la cual es principalmente la razón por la que las personas buscan controlar las emociones.

En la medida en que aceptamos lo que sentimos es que lo trascendemos, no es necesaria una acción sino que es necesaria la aceptación. Esto es fundamental, ya que cuando aceptamos las emociones no generamos un conflicto con ellas, por lo que, tampoco las alimentamos ni fortalecemos.

Observamos las emociones, pero sin alimentarlas con más pensamientos, de esta manera, permitimos que surjan pero también que se vayan. La frustración se diluye si no la alimentas con más frustración, permite que surja y luego continua, si necesitas hacer una parada en el camino está bien, recuerda: un paso a la vez.

Siempre podremos encontrar alternativas, opciones o distintas maneras de abordar una situación que nos genera dificultades, pero si nos dejamos llevar por las emociones y los pensamientos, esa visión y esa eficacia en las acciones quedará opacada. Y ya no utilizaremos la situación para ser más conscientes y estar en paz, sino que las situaciones nos llevarán a la frustración y la inconsciencia.

En conclusión

Cuando la frustración está muy presente es, evidentemente, porque es algo que no se ha venido resolviendo bien y, por lo tanto, cada vez se hace más difícil manejarla cuando esta surge.

Por lo que, si sientes una frustración constante es necesario que para manejar la frustración lleves a cabo un proceso consciente y continuo, utilizando las claves propuestas anteriormente. Por otro lado, si la frustración es algo que te está sobrepasando, es recomendable buscar la ayuda de un profesional que te ayude personalmente con tu situación.


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